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domingo, 16 de junio de 2013

ETAPA 0 VALENCIA - BARCELONA


13 de junio
Etapa 0.- VALENCIA – BARCELONA 390 Km de vellón.

Típica etapa de transición (es decir, un coñazo). Salida por la mañana de Valencia, parando bastante a menudo e intentando no pensar demasiado. Lo más curioso del viaje ha sido la parada en el “aeropuerto “ de Castellón y en su friki-escultura de la entrada. Yo no entiendo nada de arte, pero creo que es una tomadura de pelo por allá donde se mire. Por un lado veo a uno chupándose el dedo y por el otro a uno haciendo ” un pajarito” , todo ello coronado con una peineta en forma de avión. Probablemente tendrá una explicación, pero me parece una tomadura de pelo.
Sigo camino y termino comiendo en Sitges. Mi idea es ir a Barcelona pasando por las curvas del Garraf. Al final me lio y acabo en la autopista Pau Casals pasando por mil túneles y viendo las famosas curvas a mi derecha… otra vez será.

Una vez en Barcelona, directo a la estación marítima para sacar las tarjetas de embarque (bueno, antes una pequeña perdidita por la ciudad condal que me lleva por unos túneles a no sé dónde, cambio de sentido en sitio prohibido y vuelta al ruedo.) Con “los papelotes” en la mano, y como me sobra tiempo… a dar una vuelta con la moto por la ciudad. Me impresiona de esa ciudad lo preparada que está para el tráfico de dos ruedas. Hay aparcamientos específicos para moto por todo el centro . En Plaza de Cataluña parecía que había una concentración de motos. Impresionante.

Después del paseíto, el embarque. Cuando llego a la zona de espera para el embarque veo que hay un grupo de moteros de Harley Davidson (unos treinta, después llegaron más). El encargado del embarque me dice que me ponga delante, que yo embarcaré primero porque ellos van en el mismo barco, pero que desembarcan en Civitavecchia, una escala posterior a la mía.
 
 Al acercarme veo cómo me miran todos con cara de malos (todos muy en su papel, de cuero negro y VISA platino en el bolsillo). En ese momento pensé: Emilio, éstos te tiran al agua con moto incluida. No obstante, una vez les dices lo bonitas que son sus burras y otras tonterías, se calman y parecen ser lo que son, personas normales con unas motos muy bonitas. Estaban allí porque iban a Roma a una concentración para celebrar el 110 aniversario de nosequé de Harley. Según me dijo uno, iban moteros de todo el mundo e iban a ser recibidos por el Papa (no me imagino al Papa Paco montado en una Harley, pero bueno, si ellos lo dicen... me lo creo).
 
Visto que no me tiraban al mar (en el fondo son buenos chicos. Los gamberros somos los de las japonesas, que dice mi amigo Jesús, que vamos por ahí haciendo ruido), llega la hora de embarque y deciden que no, que los de Roma primero. Rápidamente desaparezco y salen rugiendo los chicos de negro con sus máquinas. Discretamente, el resto de los mortales, nos ponemos en cola y … al barco.
 
 
 
 
 
Una vez dentro dejamos las motos en la bodega y subimos a los camarotes. Yo compartía camarote con un motero holandés y por la noche, sin ensayo previo, dimos un concierto de ronquidos a “due mani” que podría haber competido con el mejor dúo de camioneros de la antigua Unión Soviética.
 
Y así acabó el día, a la espera del día siguiente, BUONA NOTTE.

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